miércoles, 27 de noviembre de 2013

Cuando de dormir se trata...

Supongo que habrá un hecho de nuestra vida que nos condiciona como personas, o mejor dicho, que condiciona nuestra personalidad. Es difícil, quizás, indagar por mucho tiempo, ahondar en aquellos detalles despercibidos y buscar en esa introspección cuál fue el momento detonante. Ahora pues bien, decir que hay un solo aspecto que nos ha (de)formado sería banalizar la condición humana. Adentrándome en la fibra de mi ser me he puesto a pensar, divagar y jugar con aquellos pensamientos que he considerado gran parte del tiempo como absurdos. Aquellos pensamientos mundanos que suelen aparecerse en la noche cuando el telón se nos cae encima casi como si fuera una sacudida. Un shock eléctrico que nos hace caer a la realidad y quitarnos todas esas máscaras que usamos durante el día. Porque al fin y al cabo somos actores con diferentes máscaras en diferentes escenarios mostrando una pose cuasicorrecta para poder encajar en la sociedad. Es así que al encontrarnos en la soledad, fuera de las luces escénicas y lejos de los espectadores de turno, mostramos nuestra fragilidad más sensible. Nos ponemos en la piel que mejor nos define, vienen nuestras dudas, miedos, fantasmas, sueños, fracasos...Es por eso que la mayoría de la gente decide dormir o salir a pasear a la noche, sólo por eso, por temor a sacarse todas esas máscaras que develan su más grande miseria humana.


Por Claudio Gómez