martes, 24 de abril de 2012

Fue porque no me dejaba dormir(Crónicas del 760) (Por Ricardo Justo Diego)


Hemos recibido esta colaboración para la sección de Historias en Escritos Circulares. Se trata de un cuento escrito por Ricardo Justo Diego. A continuación, Fue porque no me dejaba dormir(Crónicas del 760). Espero que lo disfruten...

Fue porque no me dejaba dormir(Crónicas del 760)

Y cuando llegaron, entraron a su cuarto y lo vieron, estaba en un rincón, acurrucado y con los ojos bien abiertos susurrando: Yo lo hice, fue porque no me dejaba dormir…

Eran las 23:36 cuando dos oficiales de policía arribaron al 760 de la calle Adolfo López Mateos, un edificio de diez pisos con varios departamentos,  atendiendo el llamado de vecinos que se quejaban de alaridos los cuales salían de uno de los cuartos en el segundo piso del inmueble, al llegar los oficiales al lobby escucharon ruidos extraños provenientes del mencionado piso, arribando a la puerta de entrada de uno de los departamentos, el 205 del cual todavía emanaban ruidos entraron a el forzando un poco la puerta, en la sala había aún algunas manchas de sangre en el piso, al escuchar murmullos en uno de los cuartos, entraron y vieron a un hombrecillo quien en un rincón con un cuchillo de cocina manchado de sangre entre las manos sólo decía lo mismo “yo lo hice, fue porque no me dejaba dormir”, al escuchar unos extraños sonidos en el otro cuarto se aprestaron a ir los agentes quienes solo vieron a una vieja y gorda mujer que roncaba sin cesar, situación que les extrañó demasiado, ya que, no sabían a que se refería aquel hombrecillo en su cantaleta, por lo que decidieron revisar el lugar, la sala, el comedor, de nuevo el cuarto de aquel hombre quien continuaba en shock repitiendo sin parar su sonsonete, al final ya en la estrecha cocina los agentes encontraron manchas de sangre en el piso junto a la estufa, a la cual se acercaron para examinarla, encontrando en el interior del horno el cuerpo calcinado de un gato,  y de pronto uno de ellos al retroceder ante el asco de aquella escena sintió como un cuchillo se introducía en su vientre.

-Es el cuerpo de “Pelusa”, ese maldito gato que con sus maullidos no me dejaba dormir- el pequeño hombrecillo acuchillaba una y otra vez el cuerpo del oficial hasta que le quitó la vida, su compañero horrorizado apuntaba su arma hacia aquel famélico personaje quien blandía un cuchillo y a quien el agente intentaba tranquilizar –no, no puedo dejarlos vivos, ustedes son testigos de mi crimen y si mi esposa sabe que fui yo me matará-

El policía que quedaba con vida siguió retrocediendo e intentaba calmar al frenético hombrecillo pero al topar con la pared de la cocina, en la cual había una ventana que daba a la calle cobró un poco de valor e intentó enfrentar al hombrecillo pero resbaló con la sangre que había junto a la estufa y cayó quedando a merced del pequeño personaje quien terminó su funesta tarea.

06:00 la mujer vieja y gorda se para por fin de la cama, se dirige al comedor donde su esposo le tiene listo el desayuno, se sienta en una de las sillas la cual comienza a crujir al recibir aquel cuerpo lleno de grasa, el pequeño hombrecillo coloca frente a su mujer un plato de sopa.

- Es “Mujiang” un plato tailandés que aprendí en un libro de cocina con el que me topé en la librería en la que trabajo- la pesada mujer se limita a tragar aquel alimento, sin limitarse sólo al plato que tenía enfrente, sino que también tragó el contenido de la gran olla en la que el marido había preparado aquel manjar, la vieja mujer obesa termina de comer y vuelve arrastrando los pies a la cama para volver a roncar, mientras su marido termina de limpiar la sangre que había en la cocina, quemar los uniformes de los policías y de tirar el cuerpo calcinado del gato por la ventana de su cocina.

Autor: Ricardo Justo Diego (@Kaiser1939)